Pienso luego hago cosas

Me quito las manos de los ojos mientras mi boca pronuncia un exagerado ai.
Ya no soy lo que era. Ya, si d'eso, reconozco que me he hecho mayor.

Pienso luego escribo. Escribo luego borro. Borro luego pienso.

Y aquí estoy pero allí debería estar.

Pienso luego escribo. Escribo luego leo. Leo luego escribo más. Lo borro. Otra vez...

Mi mano en la boca me recuerda ese porque de lo que estoy preocupada. Y no debería estarlo.
Cuando tus ojos se cierran solos y tu cabeza empieza a bajar, quiere decir que necesitas descansar. Así que hazlo ya. Pero no puedo, porque estoy preocupada.
Estar preocupada por algo es una putada. Y preocuparte de cosas tontas o de cosas que no dependen de ti, aún jode más.
Pero es imposible decidir no preocuparse por ese algo. No podemos decir: Ya. A partir de ahora me la suda. Porque no, porque la vida no es así, ni los humanos somos así ni nuestros cerebros actuan así.
Lo que también da mucha rabia es pensar: no quiero preocuparme tanto, no quiero preocuparme más. Y cuanto más lo piensas...plaf! más te preocupas. Eso jode. Tanto o más que la canción esa horrible que escuchas en la radio y se te pega y se va quedando hasta que te das cuenta que llevas 6 horas cantando esa basofia por lo bajini. Ohhhhhhhhhhhhh! que rábia!
Lo bueno es que mientras escribo esto, estoy tan preocupada por encontrar una concordancia entre mis palabras que eso que me preocupa de verdad ha pasado a un segundo plano.
Y lo malo es que me preocupa acabar de escribir esto porque lo que me preocupa que había pasado a segundo plano, subirá de nivel y volveré a estar preocupada por eso, otra vez.