viernes, 9 de enero de 2009

Y de cuando me sentí mal

Ayer, en el tren, ví a una mujer.

Tuve la mala suerte de que su rostro se cruzara con el mío.
De que sus gastados ojos fueran a parar directos a los míos.
Así que me fije más de la cuenta en ella.
La escuché:
Enferma. No puede trabajar. No família, no casa, no comida.
A sus 70 años (como mínimo) la mujer andaba a tropezones entre los vagones.
2 euros. Una sonrisa.
2 euros. Una esperanza?...
Y es que me dió mucha pena. Pena de esa que es de sentimiento.
Porque pensé que la vida es tan injusta que toda su tristeza me hace recordar que tengo una suerte de cojones.
Y me sentí mal porque me dió por pensar que valoramos lo que tenemos gracias a que otros tienen menos.

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